Naturaleza ofrecida al turista de sol y playa, esa naturaleza discriminada, desprovista de sublimidad, ridiculizada en algunos casos hasta la burla o el mero adorno. Seguramente los turistas estarían más contentos si viesen más plataneras de voluptuosos frutos amarillos, con pintitas negras, por supuesto, haciendo juego con sus tropicales habitantes, al parecer, capaces de hacer de todo por no “trabajar”.
Para el creador de imágenes turísticas la vida carece de su vivacidad y se convierte en algo intencionadamente amable, ingenuamente edulcorado, “bonito”. Torpes visiones metafóricas de un paraíso. Territorios a los que se les ha negado el vigor para adquirir el carácter de un decorado al que se accede cómodamente en “bus” turístico rodeados de otros consumidores de imágenes de la naturaleza.
Policultivo Intensivo II, realizada en 2002 en el Centro Cultural Andraxt de la Isla de Mallorca (Islas Baleares, España), las flores de plástico no molestan, no requieren más atención que la limpieza del polvo depositado en su pétalos P.V.C. Jamás pierden su color. No manifiestan su podredumbre y duran mucho tiempo. Vistas de lejos parecen naturales. Flores de plástico, impostoras de la vida orgánica. Nos decepcionamos cuando las tocamos y no sentimos en sus tallos la vida. El artificio ya no es algo diferente a la naturaleza, la sustituye, la imita. Es la naturaleza la que, tal vez, imite al artificio, a esa imagen creada por el hombre para atraer a los consumidores de las maravillas del mundo natural, desde la seguridad y el confort que ofrecen aquellos que organizan el tour.
Flores que no crecerán nunca hacia la luz, hacia esas lámparas que no animan al crecimiento, que no alientan la vida y que sólo sirven para evidenciar la necesidad creada en el hombre para autoconvencerse de que pertenece a un mundo que conoce y ha experimentado y cuyos adjetivos calificativos ya han sido meditados y manifestados en los folletos turísticos. Paisajes que son tratados como las flores de plástico, o sea, como una mera imagen edulcorada e impostora del mundo y la naturaleza, estratégicamente dispuesta para la seducción del turista que ansía sentirse felizmente impresionado con la vida “natural” a la que suelen aficionarse algunos días durante las vacaciones y para lo que incluso llegará a contratar excursiones en autobús con todo explicado por un simpático guía garantizándose así una visita completa y sin riesgos.
Centro Cultural Andraxt. Mallorca. 2002
25.000 postales turísticas de Baleares y Canarias, 300 lámparas fluorescentes, 600 rosas de plástico.
Dimensiones: 5 x 5 x 5 m
Comisaria: Rosa Martinez