El viejo tanque de la Refinería convertido en espacio cultural inspira un proyecto que pretende evocar su condición de contenedor de uno de los productos más cuestionados en estos momentos. El queroseno, usado por los aviones, es uno de los derivados del petróleo más contaminante, pero esa condición, aunque grave, no es nada comparada con su utilización como combustible para bombardeos aéreos en sus ya cien años de historia. Y los bombarderos siguen volando. Ahora mismo en este preciso instante.
KEROXEN se presenta desde la comunicación. Esta propuesta, mínima y sobria, hace hincapié en la importancia de la palabra y el sonido. La palabra nos introduce en el mundo del lenguaje y los conceptos y también en la poesía. Nos alejamos del universo de la imagen intencionadamente. El tanque en penumbra se llena de textos. Alberga también experiencias acústicas y electrónicas, música de cámara, danza y acciones. Néstor Torrens propone interactuar con el espacio a través de una serie de colaboraciones multidisciplinares realizadas por distintos creadores. Pretende, sobre todo, ser una experiencia colectiva y festiva, utilizando para ello y paradójicamente un espacio como el tanque.